lunes, 30 de marzo de 2015

Día 4 Munich-Oberau- Linderhof- Plansee(Austria)-Fussen-Meeburg-Stteten

Desayuno express y rápido nos montamos en el coche porque nos espera un día muy largo por delante y hay que estar muy atentos para no perder detalle.
Nos da pena dejar Munich, nos ha acogido con lo brazos abiertos y lo hemos pasado muy bien, pero a medida que avanzamos y empezamos a ver los Alpes se nos va la tristeza y empieza el asombro.

Primera parada: Oberau
Las casas pintadas, los jardines decorados y repletos de flores y toda la gente en la iglesia. Es un lugar bonito y pequeño, así que lo vemos rápido y nos montamos en el coche para poner rumbo al siguiente destino.


Curva a la derecha, curva a la izquierda...después de un rato de carretera sinuosa llegamos a Linderhof, allí se encuentra uno de los palacios de Luis II. Es un lugar espectacular, bellísimo y al que se accede después de pagar el precio del aparcamiento. Hay posibilidad de visitar el palacio, nosotros no nos animamos ya que hay mucha cola y decidimos dedicar parte de la mañana a pasear por los jardines.






Ahora empieza a pedir cominda nuestro estómago. Estamos muy lejos de Fussen y en los alrededores no vemos ningún sitio que nos convenza para entrar a comer. Decidimos seguir curioseando por la carretera, por un segundo pensamos que hemos tomado la elección equivocada y que estamos haciendo kilometros que no nos llevan a ningún lugar apetecible... hasta que de repente las montañas se abren y nos dejan ver la hermosa joya de Plansee.
En una pequeña cala estiramos las toallas, nos bañamos y disfrutamos de un riquísimo bocadillo. Es el lugar más cercano al paraiso.




Plansee nos ha ayudado a recuperar fuerzas para afrontar el resto del día, intenso hasta el último minuto. Recogemos nuestras cosas, sin dejar rastro de nuestro paso y ahora sin parar, haciendo alarde de una grandísima fuerza de voluntad, seguimos hasta Fussen. A las 17.45 tenemos prevista la entrada al castillo del Rey Loco.





Llegamos un poquito antes y paseamos por el pueblo, abarrotado de gente. Demasiado turístico decidimos marcharnos e invertir nuestro tiempo en caminar por los alrededores de Neuschwanstein.
Hay muchísima gente, pero las vistas son preciosas.
Optamos por subir y bajar caminado al Castillo. Es un paseo de unos 30 minutos y nos animamos ya que no tenemos la oportunidad de viajar a estos lugares muy a menudo.
Antes de entrar nos quedamos con la boca abierta al ver la cantidad de gente que hay en el puente para hacer una foto. 

Más tarde nosotros estamos subidos ahí, bajo el riesgo de que se venga abajo.



 Por fin se acerca la hora. Después de esperar con ilusión tanto tiempo para entrar en el Castillo del rey Loco, la desilusión es máxima ya que está rentabilizado de tal manera que no te dejan ni un segundo para disfrutar de los techos, las cortinas o los muebles. En menos de media hora ya estamos fuera. Esto si que es eficiencia alemana.
Evidentemente no se pueden hacer fotos así que me llevo el recuerdo en la memoria y las fotos del exterior en la cámara.




 Al salir de Fussen nos quedan unas tres horas de camino hasta Stetten, pegadito al lago Constanza.
El hotel es de los más modestos en los que estaremos, pero tiene baño y un par de camas donde recuperarnos. Además el recepcionisa habla español y es una alegría para los oídos. El inconveniente es que llegamos cerca de las 21.30, todo esta cerrado y tenemos que coger el coche.

Llegamos a Meersburg, localidad a orillas del lago, ambiente turístico aunque sin ser asfixiante. Tenemos mucha suerte porque nos sirven cena en Pizzeria La Taverna-Hotel Iris. Somos los últimos y solo podemos pedir pizza, pero está rica. Justo terminamos de cenar y empiezan a caer las primeras gotas.



 Volvemos al hotel y caemos rendidos.






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